Un amplio repertorio domina con su sedoso timbre de soprano lírica esta cantante germana. Es una artífice en la creación de claroscuros y, sin alardes, controla perfectamente cada nota en un discurso rico en sugerencias y en todo momento ligado y emotivo. Condiciones idóneas, claro, para penetrar en los a veces recónditos universos liederísticos. Preparémonos para disfrutar de una velada ocupada por obras de Schubert, Brahms, Strauss, Liszt, Wagner, Fauré, Duparc y Hahn. Ellos solos —a falta quizá, por citar a dos grandes, de alguna pieza de Schumann o Mahler—, un compendio del arte del lied y de la mélodie.