Con el cine documental llegamos a conocer realidades y perspectivas desconocidas, y de necesaria reivindicación. Tanto crear como consumir documentales supone una manera de registrar el mundo en el que vivimos dónde la ficción y el storytelling juegan un papel crucial.

En mitad del desierto del Sáhara algerino, en sus ratos muertos, una mujer trata de escribir su historia. Mientras tanto, da la bienvenida a todo aquel que quiera disfrutar con ella de un cigarro o de algo de comida, tanto si son camioneros como viajeros. Su nombre es Malika.

André y Albert son dos jóvenes pigmeos Aka de Mongoumba, un pueblo centroafricano cercano a la frontera del Congo y de la República Democrática del Congo. A pesar de las dificultades económicas y la estigmatización que sufren en el colegio, luchan por seguir estudiando y alcanzar el nivel de los otros alumnos. Pero comparten un sueño: llevar a los demás niños Aka al colegio. Cada tarde, al salir de la escuela, recorren estrechos senderos con una pizarra a la espalda para alfabetizar a sus alumnos en el bosque; niños sin escolarizar de diversas edades. Para financiar su empresa, cuentan con la próxima cosecha de makingo (orugas), la principal fuente de ingresos de los pigmeos.

No recomendada para menores de 12 años