Patrimonio sostenible: de las políticas públicas a la realidad sobre el terreno, el caso de Eure en Normandía

Hoy en día, consideramos el barrio antiguo de una ciudad como una entidad que necesita ser reformada a cada paso para sobrevivir al cambio climático, o como un patrimonio inestimable que debe ser preservado al máximo.

La primera mirada es la de un cierto número de constructores, políticos o financieros que ven en el edificio antiguo como una oportunidad de terrenos bien situados en los centros de las ciudades. Están dispuestos a destruir ,sin vacilar, edificios que tienen un gran valor patrimonial, para cubrirlos con aislamiento desde el exterior de los edificios con la decoración de la empresa que los construyó o incluso a abrir bahías desafiando el gesto arquitectónico inicial…. Y pensar que es “un mal para un bien ”, una demolición para el rescate del planeta. ¿Qué conclusiones se pueden sacar de estas transformaciones?

Y la segunda es la de aquellos que piensan que las construcciones más antiguas son portadoras de cualidades de aislamiento acústico y térmico, a veces a buenos niveles. Por lo tanto, no sería necesario modificarlas excesivamente para favorecer determinados intereses económicos. Por consiguiente, sería preferible tratar de restaurarlos según las técnicas antiguas precisamente para preservar dichas cualidades. Ello permitiría no caer en los esquemas donde los edificios protegidos (tipo monumentos históricos o la UNESCO) seguirían siendo los únicos verdaderamente auténticos y sólo estarían rodeados por construcciones nuevas o antiguas disfrazadas. Pero, ¿las apuestas industriales siguen dando una oportunidad a los edificios antiguos?

Apostamos a que los edificios antiguos no son la fuente de todos los males del calentamiento global y que debe ser posible preservarlos cambiando nuestro modo de vida. Este es el objetivo de los arquitectos de Bâtiments de France. Obviamente, la carga de trabajo es tal para preservar el edificio antiguo que es complejo liberar tiempo para definir nuevas vías de desarrollo. Especialmente dado que los cambios a realizar no son sólo de carácter arquitectónico o urbanístico, ¿cómo puede un arquitecto de Bâtiments de France tener éxito (o no) para influir en los territorios en los que trabaja?

France Poulain, arquitecto y urbanista del Estado, doctor en planificación, urbanismo y estudios urbanos, es arquitecto de Bâtiments de France desde 2011 en Eure (Normandía, Francia). Su experiencia de campo le da la oportunidad de volver a entrevistarse críticamente con las políticas públicas francesas actuales.

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ETSA - UPV

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lunes 25 Nov 2019
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