Andreï Makine, nació en 1957 en Krasnoyarsk (Siberia). Pasó su infancia y su adolescencia en un orfanato, pero fue iniciado al idioma de Molière a una edad muy temprana, por su abuela, de origen francés (quien tal vez sea solamente una amiga de su familia). Estudió literatura y realizó numerosas misiones de cooperación en el extranjero. A los 30 años, se fue de la URSS para establecerse en Francia, donde obtuvo el estatuto de refugiado político.

El año 1995 marcó el reconocimiento de su talento, con la publicación del Testament français, que fue coronado – un hecho excepcional – por tres grandes premios literarios franceses, el Goncourt, el Médicis y el Goncourt des Lycéens. Esta novela, como todas sus obras, fue escrita en francés, un idioma que le permite escapar a «las sombras demasiado íntimas de Chekov o Tostoï». Hoy en día, Andrei Makine desempeña un papel esencial en la literatura francesa, él de un escritor con un estilo exigente: «Escribir no es sólo una cuestión de palabras, de estilo o incluso de secuencia de frases; escribir es sobre todo una visión. Se escribe con los ojos, no con la pluma».

Si a menudo te encuentras en alguna de estas situaciones:
Madame Bovary se mete en la cama junto a ti.
El extranjero te espera en el vestíbulo.
Makine deambula por tu jardín.
Fred Vargas baja contigo por las escaleras y patatras…
Etc, etc.
Si, de la mañana a la tarde, aquí o allí, tus lecturas hacen que la vida tenga sentido…

¡No te encuentras solo! ¡Leer en francés no es un placer que se viva en soledad!
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