La película expresionista Nosferatu (1922), de F. W. Murnau, una adaptación libre de la novela Drácula, de Bram Stoker, se convirtió en una obra fundamental de la relación entre el cine y el mito del vampiro y sentó las bases para una visión metafísica del cine como arte; el arte del embalsamamiento y la resurrección, el arte de la encarnación y la ilusión.

Desde entonces, el cine y el vampirismo han estado vinculados en su aproximación teórica sobre el personaje y representan dos facetas de una misma narrativa estética. Muchos de los grandes cineastas han sucumbido a la tentación de representar su propia visión del mito para transmitir algo sobre su práctica artística, como Dreyer, Browning, Tourneur, Polanski, Herzog, Coppola, Burton, Assayas, Bigelow y Weerasethakul. Drácula es sin duda el vampiro más recurrente de esta historia cinematográfica, y ha contado con producciones en todo el mundo (Hollywood, Europa, México, Filipinas, Nigeria, Hong Kong, etc.).

Además de mostrar películas y obras literarias, esta exposición temática expone una selección de apariciones del vampiro en otras disciplinas artísticas, como los collages surrealistas de Max Ernst, algunos grabados de Los Caprichos de Goya, las inquietantes pinturas de los artistas contemporáneos Wes Lang y Claire Tabouret o los paisajes de la transilvania actual fotografiados por Joachim Koester.

Del 11 de SEPTIEMBRE al 2 de OCTUBRE del 2021

Presentación a cargo de Carlos Colón, Doctor en Historia del Arte, especialista en cine italiano y director del Grupo de Investigación Historial de la Imagen en Movimiento y de la Música Audiovisiva.

Los vampiros; eternos románticos, torturados, heridos, condenados al desamor, siempre sedientos de sangre y tocados por el infortunio. Y también personajes profundamente inspiradores, carne de literatura y de cine. Las cuatro películas que forman este ciclo dan fe de la potencia artística de unos seres de los que nunca se ha podido probar su existencia pero que habitan desde tiempos inmemoriales en la imaginación de los artistas y los sueños de las personas. A partir del fundacional mito de Drácula, imaginado por Bram Stoker, son incontables los filmes que se han aproximado a la realidad vampírica con afán de desentrañar su misterio

Toni Vall, crítico cinematográfico y coordinador del ciclo.

El filme representa la cumbre incontestable del expresionismo alemán. Pocas veces una película resulta más elocuente, más comunicativa y más capaz de conmover todos nuestros sentidos.

Obra fundamental de la productora británica Hammer, inyectada de colores llamativos como el sobrecogedor rojo sangre, gracias al Technicolor. Fisher, que volvería al mito de Drácula con Las novias de Drácula y Drácula vuelve de la tumba, nos propone la versión más carnal y erótica del hombre vampiro, el habitante de una mansión maldita que acumula ansias de venganza por la muerte de su amada. 

El de Christopher Lee no es solo un vampiro que necesita la sangre para vivir, sino que es un amante vigoroso, un antihéroe con alma de héroe. Las paradojas se acumulan en esta película elegante y perturbadora, con un guion exquisito de Jimmy Sangster, quien nos propone una mirada muy compleja y novedosa sobre el personaje.

Una mirada gótica y operística al mito de Drácula con una elevación a la máxima potencia de los dolores, amorosos y sexuales, que habitan en el interior de los personajes. Es una obra de madurez de Francis Ford Coppola y, al mismo tiempo, un atrevimiento formal y estilístico infrecuente. El vestuario, el maquillaje y la música forman parte imprescindible de una obra poética e inspiradora que hace viajar el vampiro a través «de océanos del tiempo» para reunirse finalmente con el amor de su vida y de su muerte. Una historia de amor y muerte, en efecto, seguramente la versión más romántica y desesperada del mito literario que adapta.

El largometraje obtuvo los galardones de Mejor vestuario, maquillaje y efectos de sonido en los Premios Oscar y el de Mejor fotografía por la Asociación de Críticos de Chicago.

Desde el atrevimiento y el afán experimentador, Jim Jarmusch filma una historia de amor entre vampiros a lo largo de la eternidad, ambientada en un Tánger y un Detroit poéticamente desolados. Con un sarcasmo exigente, se ponen a prueba los límites del mito vampírico y también los del relato convencional. Aparecen conceptos como la nostalgia, la familia, la toxicidad y las relaciones de pareja, tratados de una forma efectivamente frágil y humanizada.

Como es habitual en Jarmusch, la música juega un papel fundamental así como el propio uso que los espectadores hacemos de la cultura y el pastiche de referentes.

Del 7 de OCTUBRE al 28 de OCTUBRE del 2021

Ciclo comisariado por Mery Cuesta.

Desde que el vampiro penetrara en la oscuridad de la sala de cine en 1922 con la película Nosferatu su figura quedó adherida sin remedio a nuestras retinas. A partir de entonces, la figura del vampiro iría mutando y enriqueciéndose en manos de creadores de diversas disciplinas durante más de un siglo. A medida que avanza el itinerario del vampiro en la cultura de los siglos XX y XXI, su mito se irá densificando, irá mutando hacia diversos significados y propósitos en cuyo seno nos topamos siempre con su valor intrínseco como disidente y transgresor. Y es que, a la postre, el vampiro como renacido encarna la mayor transgresión que podamos imaginar: la del propio ciclo de la vida y la muerte.

Mesa redonda con Javier Arriés, Pere, Parramon y Mery Cuesta

Si bien el cine parece ser el disparadero fundamental desde el que tratar el mito del vampiro, esta figura también ha sido representada a lo largo del siglo XXI en series, literatura, moda, artes visuales, en los nuevos movimientos ocultistas, en el makeup y el cosplay, o en las subculturas. Esta mesa redonda propone un abordaje transversal de la transformación de la figura del vampiro en el siglo XXI desde la perspectiva actual.

Una conversación entre Paco Cabezas y Valeria Vegas

Las transformaciones del mito del vampiro le han conducido de ser un monstruo de ultratumba a un galán seductor que desearíamos encontrar en nuestras ventanas. ¿Cómo es posible que un espectro medieval haya acompañado la configuración de la modernidad? ¿Y si el mito del vampiro, encarnado en el Conde Drácula, se corresponde antes con la imagen de las Luces y la Edad Contemporánea que de la superstición? A través de las representaciones del vampiro en la literatura, el cine y la cultura popular, veremos cómo la historia que el vampiro cuenta, al final, es la de nuestros miedos y deseos más ocultos.

Evento coorganizado por CaixaForum y la Cinémathèque Française