Nace en 1964 en Libreville, Gabón. Estudió en Francia y en la actualidad vive y trabaja en Rabat, Marruecos.Myriam Mihindou es una artista nómada e indefinible que utiliza todo tipo de técnicas para transmitir un mundo onírico y poético personal. Miembro del Collectif 212 establecido en Marruecos, navega desde la escultura a la performance pasando por el vídeo o la fotografía con una estética repleta de referencias a sus ancestros africanos.

La obra de Myriam Mihindou no conoce fronteras, ni literal ni figuradamente. Desde el salto de altura hasta la arquitectura, pasando por la Escuela de Bellas Artes de Burdeos, su formación despliega varios espacios de expresión. Evacúa la cuestión de la pertenencia a una cultura o a un medio artístico específico jugando con las porosidades y la «Relación» tal y como la definió Édouard Glissant. La performance, entendida como una práctica en la que el cuerpo es a la vez la herramienta y la pantalla de un pensamiento, puede verse como el hilo conductor de una creación artística catártica. Antes de eso, los viajes y los encuentros alimentan su trabajo. Desde Egipto hasta la Francia continental, pasando por Marruecos, Reunión, Gabón, Uganda o Estados Unidos, Mihindou es un auténtico exótico que, a través del desplazamiento y la experimentación con lugares y contextos concretos, lleva a cabo una investigación física y memorial. En el lugar, invierte y estudia los lenguajes, las energías, las historias, los paisajes, los cuerpos y los materiales que luego inyecta en sus performances y esculturas. Las performances, pensadas como rituales, son momentos de puesta a prueba de su cuerpo para trascender un trauma, una violencia, una herida (No Sensibility, 2013). La artista camina sobre el cristal, cubre su piel con agujas, se envuelve en algodón, manipula el hielo; deja que su propio cuerpo encarne los males que intenta calmar o curar. Artista y chamán, utiliza su cuerpo para recoger y filtrar las historias que le llegan y que la constituyen. Entre archivos, tótems y exvotos, las fotografías, bordados y esculturas aparecen como extensiones materiales de acciones efímeras. M. Mihindou es una artista extremadamente atenta cuya obra forma parte del cuidado; con un espíritu profundamente humanista, se ocupa de los cuerpos heridos por las luchas de poder, las opresiones y la violencia que impregnan la condición humana.

El trabajo más reciente de Mihindou, que vivió exiliada en Francia desde 1987 hasta 1993, explora nociones de la historia y la memoria colectiva de África. El sentimiento de pertenecer a dos culturas lo ha llevado a su obra, en la que mezcla lo contemporáneo con lo tradicional.Este proyecto retrospectivo reúne una selección de obras creadas a lo largo de sus más dos décadas de trayectoria artística, con el comisariado de Lucie Touya. El trabajo de Mihindou se caracteriza por la apropiación de espacios, que muestra como estados de paso, de iniciación y catárticos, y en el que el concepto de cuerpo se relaciona con la memoria, la identidad y el territorio.