Ida Pelliccioli nació en Bérgamo, Italia. Estudió en el Conservatoire de Région de Nice y en la Ecole Normale de Musique – Alfred Cortot en París. Durante sus estudios, Ida Pelliccioli recibió varias becas, entre ellas una de la Fundación Zygmunt Zaleski y una de la Fundación Albert Roussel. Ida Pelliccioli recibió un doble diploma en interpretación y pedagogía, en la Ecole Normale de París. Recibió orientación artística de Norma Fisher, que enseña en el Royal College of Music de Londres, Stephen Gutman, y es una de las pocas estudiantes del pianista cubano Jorge Luis Prats. Ella optó por evitar el circuito de competición internacional y, antes de convertirse en pianista a tiempo completo, recibió un diploma de doble Máster en la Universidad de la Sorbona – en literatura italiana y en historia de la Antigua Grecia, especializándose en la práctica de la música durante el período helenístico.

Ida ha actuado en toda Europa, Canadá y Sudáfrica. En 2024, tocará en Suecia, Lituania, Austria y Australia. Ida muestra un gran interés por la música contemporánea: en septiembre de 2023, interpretó música de la compositora polaca Elżbieta Sikora con la soprano Joanna Freszel en directo en la radio francesa France Musique. Ida siempre ha estado abierta a otras formas de arte y colaboraciones. Apareció en pantalla, interpretando el papel de una pianista, para la serie de televisión estadounidense Find me in Paris – Temporada 1 y 2 (2017/2018) y la francesa Munch (2018). En 2019, ha sido contratada para doblar el papel de pianista en el cortometraje Quand on ne sait pas voler dirigido por Thomas Keumurian y producido por FILMO. En 2022, interpretó un programa para quinteto y en 2023 ha colaborado con la clarinetista Ann Lepage durante una gira por los Países Bajos. En 2021, Ida también ocupó un puesto de profesora en el Conservatorio del 8ème arrondissement de París. En 2023/2024, su clase cuenta con 35 alumnos.

Programa:

Este programa pretende crear eco entre la música de Debussy y la música de dos compositores que la influenciaron. Por un lado, Rameau, que Debussy describió como el pináculo de la tradición francesa. Por otro lado, Albéniz, ejemplo de cómo Debussy encontró una importante fuente de inspiración para reinterpretar la música de tierras extranjeras. Los modismos españoles inspiraron parte de su música más animada.

Rameau – Suite en la menor de las «Nouvelles Suites pour clavecin»

Mientras que la música para teclado de J. S. Bach, Haendel y Scarlatti atrae la atención de los pianistas modernos, la de su contemporáneo francés Jean-Philippe Rameau apenas se escucha hoy en día. Aunque Rameau es famoso por sus óperas, también fue, junto con François Couperin, uno de los exponentes de la escuela francesa del clave. Compuso unas sesenta piezas para clave, organizadas en tres libros, el primero de los cuales se publicó en 1706, el segundo en 1724 y el tercero, Nouvelles Suites de Pièces de Clavecin, en 1729/30. Estas obras no fueron tituladas Suites por el propio Rameau, aunque las agrupó por tonalidades, como se solía hacer en su época. En la Suite en la menor, Rameau escribe tanto movimientos de danza como lo que llamamos «pieces de caractère» – piezas de carácter. La parte final es una Gavota y 6 dobles (o variaciones), la parte más famosa de esta obra, que parece citar directamente el Aria y variaciones de la Suite en re menor de Haendel.

Debussy – Hommage à Rameau (Images – Libro 1, L.110)

Images es una suite de seis composiciones para piano solo. Se publicaron en dos libros de tres piezas cada uno. El primer libro fue compuesto entre 1901 y 1905, el segundo en 1907. La segunda pieza del Libro 1 es una zarabanda que honra la memoria de Rameau. Con esta pieza, Debussy no pretendía hacer un pastiche de la música barroca: más bien quería crear una pieza personal que estuviera en la continuidad de esta tradición francesa de elegancia y refinamiento. La elección de un movimiento de danza lento de 3 tiempos (la zarabanda), que deja espacio a silencios y resonancias, fue también para él una forma de educar al público de su época en la manera de escuchar música. En una época de representaciones de salón y piezas breves y chispeantes, el público había perdido esta capacidad de escuchar atentamente los sonidos, una de las razones por las que la música de Rameau cayó en el olvido durante casi dos siglos y fue recuperada por compositores como Saint-Saens y Debussy.

Albeniz – La Vega – Suite de la Alhambra n°1

Albéniz era conocido como el compositor de suites. Escribió tres Suites Antiguas, dos Suites Españolas, la suite Cantos de España e Iberia. Esta forma de escribir era ideal para las actuaciones de salón, ya que cada suite estaba formada por piezas cortas llenas de color que ayudaron a establecer su reputación como buen pianista y compositor. En 1889, durante una gira por el Reino Unido, Albéniz encontró un mecenas inglés que cambiaría por completo sus condiciones de trabajo, dándole más tiempo para dedicarse a obras más largas, lo que le permitió desarrollar su propio estilo. La Vega (1897) marca este punto de inflexión, ya que es una de las composiciones más largas que ha escrito para piano y la primera en la que se percibe una evolución en su estilo, previa al anuncio de su obra mayor Iberia. Debía formar parte de una obra mayor, la Suite de la Alhambra n°1, pero nunca se terminó ni se orquestó (lo que también había previsto Albéniz). De regreso a París en 1894, Albéniz interpretó la pieza en un salón parisino ante Fauré, Dukas, Ravel y Debussy, quien, tras escucharla, habría dicho: «¡Tengo que ir a España!».

Debussy – La Puerta del Vino – de Préludes, Libro II, Tarde en Granada – Estampes, L.100, Masques, L.105

Tres de las piezas elegidas en este programa están unidas por un mismo elemento de inspiración: el palacio de la Alhambra de Granada, en España. Como hemos visto, La Vega también recibió el nombre de Suite Alhambra, La Puerta del Vino hace referencia a la puerta del mismo palacio granadino. La principal fuente de inspiración de esta pieza fue una postal de la puerta, enviada a Debussy por su colega compositor Manuel de Falla. Y por último, Soirée à Grenade (1903) utiliza la escala árabe e imita el rasgueo de la guitarra para evocar imágenes de esta misma tierra y herencia. Masques (1904) también ha sido calificada de inspiración española, y completa esta selección de recreaciones de esta tierra que Debussy nunca visitó. Su España era una tierra inventada, una tierra de la imaginación.